Desde que anuncié el gan día, ese día ha sido todo el tiempo y no ha sido todavía. Está creciendo mi aprecio por lo ordinario, y vivo en un día que puede ser grande, lo cual es suficiente. Hicimos nuestro concierto en la sala Clamores, ese grán día recibí las copias de mi nuevo disco, y vi a mucha gente de Madrid que, !oh! cómo pasa el tiempo, foma parte de un pasado intenso. Al concierto fueron también personas de Salamanca: Fernando Maés y Loli, Jara, Arturo Ledesma y compañía, Expeleta, Delgado... Tanta emoción debió abrumarme, porque me sucedió lo que me sucede cuando no puedo controlar alguna emoción: me bloqueé. Me quedé rígido como una piedra. El concierto fue excelente musicalmente, ejecutamos la obras con maestría, pero me pareció un ensayo. Después me dijeron que así es la sala Clamores. En todo caso, al final del concierto, que comenzó así...
...entraron mis hermanos al camerino con la cara emocionada, qué maravilla, qué conciertazo, mis colegas han flipado... No entendía nada, había sido como tocar en televisión y que la gente lo viera desde sus casas. Creo que soy dependiente del contacto con el público, y ahí no lo sentí, en realidad ni me sentí a mí mismo.
Y eso pasó, y como no pasó nada, yo seguí esperando la sensación que esperaba. A los dos días un concierto fantasma en un bar de pinchos, y a la semana siguiente un concierto de guardia en el Santa Ana. Resulta que falló el hombre que iba a tocar esa noche y me avisaron a mí para sustituirle. Creo que ahí me resarcí de lo que me faltó en la gran sala Clamores. Luego seguí esperando mucho más, algo extraordinario. La presentación en la librería Hyidria de Salamanca era el momento perfecto para sentir todo eso, la comunicación mágica, el intercambio de auras con el público. Sí, hubiera sido perfecto si no hubuiera estado absolutamente enfermo. Hice todo lo que sé para curarme e hice un buen concierto, pero supuso un esfuerzo tan grande que me quedé con las ganas de flotar en el escenario. Es mi trabajo, pensé, qué se le va a hacer, al menos está bien hecho...
Por eso sigo en este gran día, porque lo que ha de pasar no es algo extraordinario de un día, es convertir lo extraordinario en ordinario. Esta semana que entra, el día 29 de Octubre es la presentación oficial en Salamanca, en el teatro de la biblioteca Torrente Ballester, y el día 11 de Noviembre la vuelta al Libertad 8. Estas fechas me las tomo como parte del camino, a ver si así no me vuelvo a quedar como una piedra.
domingo, 25 de octubre de 2009
martes, 6 de octubre de 2009
El siete de Octubre
A veces, cuando fijas una fecha para hacer algo importante, te imaginas cómo te vas a sentir en ese momento. Pues ese momento es mañana, y me siento como imaginaba. Los discos salen de la fábrica mañana a medio día, me lo acaban de confirmar. Mañana voy a ver mi nuevo disco físicamente, ese objeto que Paloma Pájaro ha convertido en una obra de arte en sí mismo, y lo voy a presentar en directo en la Sala Clamores de Madrid junto a Óscar y Alberto. Es, sin duda, un gran día; digamos que he soñado con esto durante años, pero mis sueños no pudieron ser más perfectos de lo que es la realidad. Un disco grabado en directo (¿honestidad o impúdico exhibicionismo? Por mí que sean las dos.), un disco que dentro de un año será muy diferente. De hecho estamos incorporando nuevo repertorio, algo inevitable.
Mañana es un gran día, y ahora es el día antes, un gran día también. Estoy seguro de que pasado mañana también. Y como mañana empezó hace ya unos días estoy contento y satisfecho. Estoy nervioso, pero eso es una buena señal.
Me agacho, huelo el suelo y salto...
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